Alfredo Oshiro, graduado de nuestra maestría, es
infografista y se desempeñó como editor de infografías de El Comercio. Ha ganado premios en su
categoría durante siete años consecutivos, entre ellos, los de la Sociedad
Interamericana de Prensa y la Society of News Design.Tiene un enfoque
comunicacional para su trabajo que nos transmite en esta conversación.
Entre lo recargado y lo sintético ¿Cómo resuelves ese dilema?
Yo no veo mi producción desde un ángulo exclusivamente
estético, estoy marcado por lo comunicativo, el dilema lo resuelvo poniendo por
delante el proceso o concepto que debo comunicar, que funcione en relación al
público. La infografía no es un muestrario de texturas, efectos 3D ni
habilidades del ilustrador, debe comunicarse con el lector.
¿Te inscribes en alguna corriente o estilo?

Y entre los españoles, alguien a seguir es Alberto Cairo, sus
infografías son anti-ilustración, no usa elementos gratuitos, pero cada cosa
que pone tiene un sentido, representa milimétricamente la data. Otro español
interesante es Adolfo Arranz . En National Geographic en español el jefe de
infografías es español también, Fernando Baptista, y se pueden tomar meses en
un artículo o grupo de infografías, trabajando con sus propios cartógrafos,
investigadores, modeladores, etc.
¿Y qué particularidad hay en tu trabajo del último par de años?

También trato de tener un sello personal y no aceptar cualquier
encargo en donde lo importante sea la cantidad, la inmediatez y haya presión
por llenar todo de accesorios. Hay quienes contratan al infografista para que
“les adorne” el texto. Como comunicador
el truco consiste en llegar a un balance que satisfaga a todos sin perder el
objetivo de narrar un proceso, transmitir visualmente una data que encierra una
reflexión.
¿El mayor reto profesional que hayas asumido?
Cuando Machu Picchu
fue declarado maravilla del mundo, no me lo pidie ron pero me impuse el trabajo
de hacer el primer recorrido en 3D interactivo hecho en el Perú, recreando la
experiencia de ir explorando la ciudadela digitalmente. Me robó días de sueño y
fue causa de muchos dolores de cabeza porque estaba inventando hasta la
técnica, pero sentí que debía hacerlo, dar ese paso, y al final creo que
pudimos ofrecer una experiencia memorable para el usuario, que es lo que
realmente interesa en todo esto.
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